Sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos.




viernes, 2 de octubre de 2009

TU TIENES EL RELOJ, YO TENGO EL TIEMPO

El otro día Elpapy me mandó por correo esta entrevista y los dos estamos de acuerdo en que la tengáis vosotras en vuestro blog.

Parece mentira que viviendo todos en el mismo mundo las vidas sean tan diferentes...






Este es el correo que mando Elpapy:

He traido aquí esta interesante entrevista por cuanto aporta una visión diametralmente opuesta a lo que es la deriva actual de nuestras sociedades.
Moussa Ag Assarid es un miembro de la tribu de los Touareg en África, desde otra óptica de la vida expone sus vivencias y sensaciones.

Que nunca perdamos el horizonte ni el rumbo de lo importante, la noción de lo que nos alimenta el alma.



TU TIENES EL RELOJ, YO TENGO EL TIEMPO
Entrevista realizada por Víctor M. Amela a Moussa Ag Assarid.


Moussa Ag Assarid

Moussa: - No sé mi edad: ¡Nací en el desierto del Sahara, sin papeles...! Nací en un campamento nómada Tuareg entre Tombuctú y Gao, al norte de Mali. He sido pastor de los camellos, cabras, corderos y vacas de mi padre. Hoy estudio Gestión en la Universidad Montpellier-1. Estoy soltero. Defiendo a los pastores Tuareg. Soy musulmán, sin fanatismo.

Víctor:- ¡Qué turbante tan hermoso...!

Moussa: - Es una fina tela de algodón: permite tapar la cara en el desierto cuando se levanta arena, y a la vez seguir viendo y respirando a su través.

Víctor:- Es de un azul bellísimo...

Moussa: - A los Tuareg nos llamaban los hombres azules por esto: la tela destiñe algo y nuestra piel toma tintes azulados....

Víctor:- ¿Cómo elaboran ese intenso azul añil?

Moussa:- Con una planta llamada índigo, mezclada con otros pigmentos naturales. El azul, para los Tuareg, es el color del mundo.

Víctor:- ¿Por qué?

Moussa: - Es el color dominante: el del cielo, el techo de nuestra casa.

Víctor: - ¿Quiénes son los Tuareg?

Moussa: - Tuareg significa abandonados, porque somos un viejo pueblo nómada del desierto, solitario, orgulloso: “señores del desierto”, nos llaman. Nuestra etnia es la amazigh (berebere), y nuestro alfabeto, el tifinagh.

Víctor: - ¿Cuántos son?

Moussa: - Unos tres millones, y la mayoría todavía nómadas. Pero la población decrece.... '¡Hace falta que un pueblo desaparezca para que sepamos que existía!', denunciaba una vez un sabio: Yo lucho por preservar este pueblo.

Víctor: - ¿A qué se dedican?

Moussa: - Pastoreamos rebaños de camellos, cabras, corderos, vacas y asnos en un reino de infinito y de silencio....

Víctor: - ¿De verdad tan silencioso es el desierto?

Moussa: - Si estás a solas en aquel silencio, oyes el latido de tu propio corazón. No hay mejor lugar para hallarse a uno mismo.

Víctor: - ¿Qué recuerdos de su niñez en el desierto conserva con mayor nitidez?

Moussa: - Me despierto con el sol. Ahí están las cabras de mi padre. Ellas nos dan leche y carne, nosotros las llevamos a donde hay agua y hierba.... Así hizo mi bisabuelo, y mi abuelo, y mi padre.... Y yo. ¡No había otra cosa en el mundo más que eso, y yo era muy feliz en él!

Víctor: - ¿Sí? No parece muy estimulante....

Moussa: - Mucho. A los siete años ya te dejan alejarte del campamento, para lo que te enseñan las cosas importantes: a olisquear el aire, escuchar, aguzar la vista, orientarte por el sol y las estrellas.... Y a dejarte llevar por el camello, si te pierdes: te llevará a donde hay agua.

Víctor: - Saber eso es valioso, sin duda....

Moussa: - Allí todo es simple y profundo. Hay muy pocas cosas, ¡y cada una tiene enorme valor!

Víctor: - Entonces este mundo y aquél son muy diferentes, ¿no?

Moussa: - Allí, cada pequeña cosa proporciona felicidad. Cada roce es valioso. ¡Sentimos una enorme alegría por el simple hecho de tocarnos, de estar juntos! Allí nadie sueña con llegar a ser, ¡porque cada uno ya es!

Víctor: - ¿Qué es lo que más le chocó en su primer viaje a Europa?

Moussa: - Vi correr a la gente por el aeropuerto.... ¡En el desierto sólo se corre si viene una tormenta de arena! Me asusté, claro....

Víctor: - Sólo iban a buscar las maletas, ja, ja...

Moussa: - Sí, era eso. También vi carteles de chicas desnudas: ¿por qué esa falta de respeto hacia la mujer?, me pregunté.... Después, en el hotel Ibis, vi el primer grifo de mi vida: vi correr el agua.... y sentí ganas de llorar.

Víctor: - Qué abundancia, qué derroche, ¿no?

Moussa: - ¡Todos los días de mi vida habían consistido en buscar agua! Cuando veo las fuentes de adorno aquí y allá, aún sigo sintiendo dentro un dolor tan inmenso...

Víctor: - ¿Tanto como eso?

Moussa: - Sí. A principios de los 90 hubo una gran sequía, murieron los animales, caímos enfermos.... Yo tendría unos doce años, y mi madre murió.... ¡Ella lo era todo para mí! Me contaba historias y me enseñó a contarlas bien. Me enseñó a ser yo mismo.

Víctor: - ¿Qué pasó con su familia?

Moussa: - Convencí a mi padre de que me dejase ir a la escuela. Casi cada día yo caminaba quince kilómetros. Hasta que el maestro me dejó una cama para dormir, y una señora me daba de comer al pasar ante su casa.... Entendí: mi madre estaba ayudándome....

Víctor: - ¿De dónde salió esa pasión por la escuela?

Moussa: - De que un par de años antes había pasado por el campamento el rally París-Dakar, y a una periodista se le cayó un libro de la mochila. Lo recogí y se lo di. Me lo regaló y me habló de aquel libro: El Principito. Y yo me prometí que un día sería capaz de leerlo....

Víctor: - Y lo logró.

Moussa: - Sí. Y así fue como logré una beca para estudiar en Francia.

Víctor: - ¡Un Tuareg en la universidad...!

Moussa: - Ah, lo que más añoro aquí es la leche de camella.... Y el fuego de leña. Y caminar descalzo sobre la arena cálida. Y las estrellas: allí las miramos cada noche, y cada estrella es distinta de otra, como es distinta cada cabra.... Aquí, por la noche, miráis la tele.

Víctor: - Sí.... ¿Qué es lo que peor le parece de aquí?

Moussa: - Tenéis de todo, pero no os basta. Os quejáis. ¡En Francia se pasan la vida quejándose! Os encadenáis de por vida a un banco, y hay ansia de poseer, frenesí, prisa.... En el desierto no hay atascos, ¿y sabe por qué? ¡Porque allí nadie quiere adelantar a nadie!

Víctor: - Reláteme un momento de felicidad intensa en su lejano desierto.

Moussa: - Es cada día, dos horas antes de la puesta del sol: baja el calor, y el frío no ha llegado, y hombres y animales regresan lentamente al campamento y sus perfiles se recortan en un cielo rosa, azul, rojo, amarillo, verde....

Víctor: - Fascinante, desde luego....

Moussa: - Es un momento mágico.... Entramos todos en la tienda y hervimos té. Sentados, en silencio, escuchamos el hervor.... La calma nos invade a todos: los latidos del corazón se acompasan al pitpit del hervor....

Víctor: - Qué paz....

Moussa: - Aquí tenéis reloj, allí tenemos tiempo....

4 comentarios:

El Tito Sami dijo...

La entrevista es preciosa y emocionante. Me alegra que mis sobris crezcan con este tipo de inquietudes y, cuando sean un poco más mayores, se paren a reflexionar un poco.

Aquí les dejo otro texto que invita, también, a la reflexión.

"Un hombre de negocios norteamericano estaba en el embarcadero de un pueblecito costero de Méjico cuando llegó una barca con un solo tripulante y varios soberbios atunes.

El norteamericano felicitó al mejicano por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo había tardado en pescarlo.

El mejicano replicó:

- ¡Oh! Sólo un ratito...

Entonces el norteamericano le preguntó por qué no se había quedado más tiempo para coger más peces. El mejicano dijo que ya tenía suficiente para las necesidades de su familia.

El norteamericano volvió a preguntar:

- ¿Y qué hace usted entonces con el resto de su tiempo?

El mejicano contestó:

- Duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, duermo la siesta con mi mujer, voy cada tarde al pueblo a tomar unas copas y a tocar la guitarra con los amigos. Tengo una vida plena y ocupada, señor.

El norteamericano dijo con tono burlón:

- Soy un graduado de Harvard y le podría echar una mano. Debería dedicar más tiempo a la pesca y con las ganancias comprarse una barca más grande. Con los beneficios que le reportaría una barca más grande, podría comprar varias barcas. Con el tiempo, podría hacerse con una flotilla de barcas de pesca. En vez de vender su captura a un intermediado, se la podría vender al mayorista; incluso podría llegar a tener su propia fábrica de conservas. Controlaría el producto, el proceso industrial y la comercialización. Tendría que irse de esta aldea y mudarse a Ciudad de Méjico, luego a Los Ángeles y finalmente a Nueva York, donde dirigiría su propia empresa en expansión.

- Pero señor, ¿cuánto tiempo tardaría todo eso?

- De quince a veinte años.

- Y luego, ¿qué?

El norteamericano soltó una carcajada y dijo que eso era la mejor parte:

- Cuando llegue el momento oportuno, puede vender la empresa en bolsa y hacerse muy rico. Ganaría millones.

- ¿Millones, señor? Y luego, ¿qué?

- Luego se podría retirar. Irse a un pequeño pueblo costero donde podría dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con sus nietos, echarse la siesta con su mujer e irse de paseo al pueblo por las tardes a tomar unas copas y tocar la guitarra con sus amigos"

CREO QUE HAY ALGO EN LO QUE NOS ESTAMOS EQUIVOCANDO.

Buen fin de semana y besos para todos.

Sonia dijo...

Muy bueno también, elpapy hace tiempo ya me mandó algo parecido a lo que nos has escrito.

Muchas veces deberíamos pararnos a pensar un poco en la vida que llevamos, siempre corriendo de un lado a otro, siempre pendientes del dichoso reloj, pero es que esta sociedad nos empuja y todos le seguimos el juego…

Pero, aunque sólo sea de vez en cuando, viene muy bien hacer un alto en el camino y reflexionar un poco, pensar en que la mayoría de las veces lo urgente no deja tiempo para lo IMPORTANTE, y por supuesto cada persona debe valorar qué es para ella lo más importante en su vida, porque sólo se vive una vez, y hay que disfrutar al máximo.

La tita Susana dijo...

Es muy bonito, aqui os dejo otro texto que creo que ya os he enviado por correo, pero aqui se lo dejo a las peques.

**********************************

Un profesor en su clase de
Filosofía, sin decir palabra,
cogió un gran frasco de
mayonesa vacío y lo llenó
con pelotas de golf.

Luego preguntó a sus
estudiantes si el frasco
estaba lleno y ellos
estuvieron de acuerdo en
decir que si.

De nuevo, sin decir nada,
el profesor cogió una caja
llena de canicas y la vació
dentro del frasco de mayonesa.
Las canicas llenaron los
espacios vacíos entre las
pelotas de golf.

El profesor volvió a
preguntar a los estudiantes
si el frasco estaba lleno y
ellos volvieron a decir que
si.
Luego...el profesor cogió
una caja con arena y la
vació dentro del frasco.
Por supuesto, la arena llenó
todos los espacios vacíos,
y el profesor preguntó de
nuevo si el frasco estaba
lleno.

En esta ocasión los
estudiantes respondieron
con un 'si' unánime.

El profesor enseguida
agregó 2 tazas de café al
contenido del frasco y
efectivamente llenó todos
los espacios vacíos entre la
arena.
Los estudiantes reían
en esta ocasión. Cuando la
risa se apagaba, el profesor
dijo:
'QUIERO QUE SE DEN
CUENTA QUE ESTE FRASCO
REPRESENTA LA VIDA'.

Las pelotas de golf
son las cosas importantes
como la familia, los hijos,
la salud, los amigos,
… Son cosas que, aún si todo
lo demás lo perdiéramos y
solo éstas quedaran,
nuestras vidas aún estarían
muy llenas.
Las canicas son las otras cosas que importan, como el trabajo,
la casa, el coche, etc. La arena es todo lo demás… las pequeñas cosas.
'Si ponemos primero la arena
en el frasco, no habría espacio
para las canicas
ni para las pelotas de golf.
Lo mismo ocurre
con la vida'.
Si gastamos todo nuestro tiempo y energía en las cosas pequeñas,
nunca tendremos lugar para
las cosas realmente
importantes.
Presta atención a las cosas
que son cruciales para tu
felicidad.

Juega con tus hijos,
dedica tiempo a revisar tu salud, ve con tu pareja a cenar, practica tu deporte o afición favoritos, siempre quedará tiempo
para limpiar la casa y
reparar la llave del agua.
Ocúpate de las pelotas de golf 1º,
de las cosas que son importantes.
Establece tus prioridades,
el resto es solo arena.
Uno de los estudiantes
levantó la mano y preguntó
qué representaba el café...

El profesor sonrió y dijo:
'Que bueno que me hagas
esta pregunta…
Sólo es para demostraros,
que no importa cuan
ocupada tu vida pueda
parecer, siempre hay lugar
para un par de tazas de café con un amigo.'

P.D. Siempre habrá una
taza de café para ti
esperando en mi CASA..

Sonia dijo...

Gracias tita Susana por tu aportación, también es algo muy bonito lo que has escrito.

Y recuerda que el café también está siempre en nuestra casa para tí, para vosotros.

Un beso.

 
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