Sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos.




jueves, 6 de agosto de 2009

El mundo es de todos


Marina y Carlitos estaban preocupados.

Se habían enterado de que se terminaba el segundo milenio y que uno nuevo estaba por comenzar.

La palabra milenio parecía representar algo muy importante, por eso, al visitar al abuelo como todos los domingos, le preguntaron:

-Abuelo, ¿es cierto que al próximo milenio lo construirán los más capaces, los más valientes, los mejores entre todos? Por supuesto los chicos pensaban que no sería para cualquiera esa tarea.
El abuelo sonrió, sin contestar, y los invitó a dar un paseo por el bosque.

Mientras caminaban encontraron árboles pequeños, medianos, grandes, delgados, gruesos, altos, bajos, viejos y jóvenes, de diferentes formas y colores.

Entonces el abuelo preguntó: ¿Quiénes habrán construido este bosque?

¿Habrán sido los más altos, los más bellos o tal vez los más jóvenes?

Quizás fueron los más valiosos o los más poderosos.

Pero para saber quiénes lo hicieron, lo mejor es seguir caminando y observar.

Bajo los árboles más viejos la sombra era tan cerrada que parecía de noche, pero había también espacios soleados donde crecían los retoños más jóvenes y sitios silenciosos donde descansaban algunos troncos ya secos.

Había lugares húmedos y otros resecos.Algunos sitios resplandecían de belleza y otros eran sombríos y tristes.

El paseo era agradable, pero Marina y Carlitos seguían pensando en el nuevo milenio.
Para descansar se sentaron a la sombra de un árbol añoso y entonces, con voz pausada, el abuelo les dijo:

-para hacer este bosque fueron necesarios todos los árboles y para construir el próximo milenio serán necesarios todos los hombres.

Así como nuevos brotes asoman en los árboles jóvenes y en los viejos, las ramas caídas abonan la tierra, así todos tendremos una tarea que cumplir.

Los mayores guiando a los jóvenes en los primeros pasos y ellos contagiándonos con su fuerza.

Todos debemos estar.

Los humildes, los poderosos, los feos, los guapos, los blancos, los negros, los creyentes, los ateos, sin que importe el idioma o el color de la piel.

Unidos, echando raíces, así construiremos el nuevo milenio, todos juntos.
Marina y Carlitos se miraron y tomados de la mano del abuelo iniciaron el camino de regreso.
Ahora todo estaba claro.

Y esa noche soñaron con el nuevo milenio, que sería, como el bosque, UN LUGAR HECHO POR TODOS Y PARA TODOS.


Esto, princesas, es algo que quiero que tengáis muy claro.
Aquí entramos todos.

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